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Mostrando entradas de marzo, 2015

Sentado en mi rincón.

Se suponía que todo era ritual. Nos conocíamos por cartas llenas de amor, saliendo de mí la primera y después de mí escribíamos los dos, donde yo ponía mis mejores palabras como un macho en conquista copiando unos versos, escribiendo algunos y plagiaba otros, para decirle todo lo que sentía. Ella entonces leyendo los versos decía que eran míos los mejores. Como hembra me respondía, y ejercía esa práctica hipócrita de todas las mujeres de hacer que uno se sienta el que conquista mientras ellas sólo ponen trampas como las serpientes para mordernos con una toxina que nos paraliza. Ella como sucede en todas las especie me elegía, pero yo no lo podía saber, yo la conquistaba. Me dejaba ser en todas las formas varón. Yo que nunca había peleado tenía alguien por quien matarme, yo temeroso de toda la vida tenía que ser valiente y yo con un rastro de malas notas en toda mi infancia tenía que ser inteligente o de alguna forma aparentarlo. Me veía en la obligación de ir adelante como el líd