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Cambiar el dominio heterosexual por el dominio de género.

Víctor L. Rodríguez Nadie puede presentar todos los contenidos relacionados con el tema de la igualdad de género si no los expone de tal forma que sean aceptables o por lo menos pasen desapercibidos cubiertos con razones de igualdad entre hombres y mujeres escasamente explicadas. Todo se refiere a un discurso igualitario o libertario que se asume con los mismos modos que la izquierda asumía las doctrinas marxistas, las ideas de Lenin y el pensamiento luminoso del camarada Mao Tse Tung. Todo con el objeto de vindicar a la mujer, sustrayéndola de una relación de dominio en la que el hombre es el protagonista opresión dominante, en vínculos de derechos asimétricos.   El discurso dominante sobre géneros sólo puede relacionarse con el feminismo radical, que no ve el tema sólo como una cuestión de igualdad, sino como un asunto político y como un tema de control del poder político del cual dicen se derivan todas las desigualdades de género. El género no es un tema propio de las muje

Tripear es una palabra que no consumo, ni se la doy a mis hijos.

Víctor L. Rodríguez Uno trata de educar a los hijos y los lleva a un colegio o una escuela para que aprendan y abstengan conocimientos en ciencias, lenguaje y también cultura. Al mismo tiempo trata de que aprendan un segundo idioma. El presupuesto familiar para la educación de los hijos es escaso. Educando un hijo, si uno es normal y vive de un sueldo, se renuncia hasta a la alegría cuando hay que pagar por ella el dinero que no se tiene. Con recursos escasos y necesidades ilimitadas, como dicen los economistas, todos los padres y las madres, digo, si son normales y aportan al erario en vez de retirar de él teniendo dinero, compiten en eso de educar a los hijos con tiendas que tienen presupuestos enormes para la publicidad y con las líneas de las publicitarias, que consideran que mientras más bruto e ignorante es una persona más compra, que el ídolo que vende es el que tiene la coprolalia entre sus virtudes y conductas y que los personajes modelo para el consumo son los que c

Mis ideas de derecha

Víctor L. Rodríguez Trato de no hablar de los haitianos, del feminismo, de la nombrada diáspora, de la llamada comunidad LGTBI, el aborto y el matrimonio igualitario o sobre cualquier tema propio de la izquierda revolucionaria que habla de sus metas antiguas como utopías incumplidas e inalcanzables y que a falta de las que tenía se ha comprado otras que son estas de las que no hablo. En estos temas no los desmiento y mejor me calló y me coloco del lado de los equivocados, porque amigos tengo intolerantes que viven ufanos de estar como ayer en el lado bueno, que es estar a la izquierda del padre y no el lado derecho, donde están los malos. Ahora soy de derecha recalcitrante, me acusan de fascista o cosas peores por pensar de una forma y también decirlo cuando poco me importa la opinión del otro con razón al modo que le acomoda o sin ella. En esto hasta la amistad sirve como chantaje y es de los amigos que viene la acusación que nos tilda fascista porque no queremos un orden so

La muerte es un sueño

Víctor L. Rodríguez  A cualquier persona que le digan que este es el último día de su vida es muy inverosímil que haga lo que dicen los best seller de auto ayu da. La primera reacción de un ser humano se vio en un caso práctico muy conocido en el barrio donde vivo. Fue llorar y dar gritos. El hombre enterado de su muerte inminente, en veinticuatro horas ya iniciadas, empezó a llorar preguntándose por qué a él. Luego vino la negación: "yo no me voy morir", y comenzó a leer los libros de Coelho, Riso, Chopra y hasta uno de sexo fuerte al borde de la tumba, o cualquier otra mierda que le dijera cómo vivir una vida que perdería en menos de 24 horas. Al mediodía se dio cuenta de que la cosa era en serio, que se iba a morir. Entonces se puso a dar consejos que nadie le había pedido, para controlar la vida de los demás aún después de muerto. Necia costumbre humana, si usted va salir del escenario deje a los demás vivir el tiempo que les queda como puedan y que se pr

La exclusión de los hombres en las políticas en contra de los asesinatos de mujeres

Víctor L. Rodríguez El debate sobre la muerte de mujeres asesinadas por hombres en relaciones de parejas o fuera de ellas se hace con tales sesgos y poses ideológicas que es difícil buscar su disminución. Siempre se enfocan sobre las víctimas y no sobre los victimarios. El tema de los crímenes de mujeres causados por hombres lo tratan las mujeres u hombres que tienen complicaciones para sentirse como tales que las feministas llaman aliados. Esto crea una separación donde los problemas de los hombres y las mujeres y se observan como compartimientos estancos y desde los criterios de la beligerancia. Hay feministas que hablan de que es una guerra en la que los hombres están matando a las mujeres, es decir, que los hombres matan a las mujeres en un estado de conflagración donde las mujeres mueren asesinadas por quienes matan a sus enemigas en hechos consustanciales a la guerra que se vive entre hombres y mujeres, porque en la guerra al enemigo se le mata, pero es una situación en la

La ausencia de la verdad en las narrativas sobre la masacre de 1937

(2 de 2) Víctor L. Rodríguez Un día escuchaba una historia en la que se contaba que alguien vio a un sujeto que tenía una pierna del pantalón empapada de sangre, desde los bolsillos hasta el ruedo. Tanta era la sangre que chorreaba y parecía que el sujeto estaba herido, pero caminaba normal y no tenía dificultad alguna para hacerlo. La supuesta herida en ningún modo le afectaba. Se supo todo cuando alguien paró el individuo y le revisó el pantalón y los bolsillos. El resultado fue asombroso, todos quedaron sorprendidos, pero inmediatamente quedaron consternados unos, con miedo otros y el resto de la multitud quería matarlo. La sangre no salía de una herida, sino de unos dedos humanos que el hombre llevaba en los bolsillos, donde los había guardado de repente cuando tuvo a punto de ser atrapado por la policía durante un atraco. Era un asaltante que minutos antes había atracado a una mujer y tenía los dedos de su víctima en el bolsillo. Los guardaba porque fue imposible sacarle lo