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Mostrando entradas de agosto, 2014

De los fines de una Constitución

VÍCTOR L. RODRÍGUEZ  En una Constitución se establecen reglas fundamentales que deben sobrevivir a lo efímero, a la pasajera pretensión de eternidad de los detentadores del poder y a los personales delirios de grandeza de los mortales. Las normas constitucionales determinan el alcance de los poderes que la sociedad otorga y ellas, en sí mismas, deben expresar los valores que integran una nación. La discusión en torno a una Constitución no debe ser el plato exclusivo de la inteligencia unilateral de las facciones, ni debe contener sólo la sabiduría de prosapia heroica. En estas reglas fundamentales caben los derechos de los tontos y la sabiduría de los idiotas. En la discusión sobre la Constitución, poco importan las alabanzas mediáticas al preclaro conocimiento de los expertos, y las anuencias en masa de los diletantes. Cada ciudadano debe examinar la Constitución en su contenido y ver si ésta, de forma sencilla y práctica, puede satisfacer las necesidades ordinarias y extraordina

Los economistas de viejas soluciones

VÍCTOR L. RODRÍGUEZ El economista es una de las especies de profesionales más valoradas de los últimos años, por encima de los actores, de los modistas  y de los abogados. Sus consejos son las guías de los programas de gobierno y, en no pocas ocasiones,  ellos los formulan, colocando sus concepciones políticas sin dar la cara, y usando a los políticos populares que actúan en el mercado electoral. Los políticos ganan las elecciones con un programa de gobierno y, luego del triunfo, los economistas aplican otro que nadie compró con su voto. Esto lo hacen  particularmente desde los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional. Los programas de gobierno de esos organismos reciben sus  denominaciones según el tiempo de duración y el grado de ajuste. Se pueden denominar con nombres inocuos,  “facilidad ampliada”, o exóticos,  stand by.  Estos programas,  sustentados en los recetarios de los organismos internacionales, han gustado a los políticos porque los eximen de

Muchos jefes y demasiadas reglas

VÍCTOR L. RODRÍGUEZ           En la República Dominicana el poder de establecer reglas es un poder disperso. No sólo vivimos reglados por las leyes del Congreso Nacional, y en el caso necesario por los consecuentes reglamentos del Poder Ejecutivo, emitido por el Presidente de la República, sino que cualquier Ministro a través de las llamadas resoluciones puede atribuirse funciones reguladoras y legislar sobre los temas que puede definir, sin ley alguna, como del ámbito de sus funciones.  La dispersión de esta facultad reguladora ha derivado en una proliferación de normas y resoluciones que parece que para el ciudadano la regla fáctica fundamental es que sólo le está permitido hacer aquello que las resoluciones le permitan, y no lo contrario. Las ideas dominantes del liberalismo económico asignan la función de  regulador como la única del Estado. Pero la regulación, con más frecuencia de la necesaria, no se hace a través de las llamadas leyes adjetivas, votadas por el Congreso Nacio

Cómo se determina quién paga los impuestos

En la determinación de los tributos vigentes en un periodo dado hay principios básicos, y uno de ellos es que no hay imposición sin representación: “No taxation without representation”. Cada ciudadano que vota en unas elecciones congresuales, gane o no gane su candidato, está participando en la elección de sus representantes, y una vez elegido uno, éste representa a toda la comunidad. No sólo representa a los creadores de empleo o a los sectores productivos, también representa a los empleados y aquellos que no tienen posibilidades de tener un empleo, inclusive, a los que no votaron. El orden social de una democracia supone no sólo el consenso con las clases opulentas, sino también con las necesidades del ciudadano común, del que camina por las calles cogiendo carros públicos para ir a su trabajo, del que tiene un pequeño negocio o siembra una tarea de tierra, y se supone, que cada ciudadano participa en las discusiones a través de su representante electo. Pero el que ha visto las for

Los Doctrinarios, la Política de Ensayo y Error y las compras por la Internet.

Víctor L. Rodríguez Los economistas hablan de diferentes políticas instrumentales, como: la monetaria, la cambiaria o la fiscal. Los estudiosos de las dos primeras parece que trabajan con algo realmente intricado y difícil de formular y aplicar. Particularmente lo monetario, que es un ámbito exclusivo de los que ejercen el llamado “sacerdocio secular”.   John K. Galbraith, en sus “Memorias” dice que este sacerdocio lo ejercen aquellos que en materia económica median entre el hombre y lo desconocido, como el clero media entre Dios y el hombre. El sacerdocio secular se ejerce en zona del ámbito público, donde, y cito a Galbraith: “la gente en general, y sus legisladores, están de acuerdo en que los problemas son tan complicados o abstrusos que nadie puede tener la esperanza de llegar a entenderlos.”. Por la falta de entendimiento de las personas en las áreas de la secularidad sacerdotal estos tienen que delegarse en quienes, y cito a Galbraith de nuevo: “por conocimientos, experienc

Tasas y tarifas en el financiamiento de servicios públicos

Una  estructura  tributaria, en teoría, o en términos normativos, debe ser un sistema racional donde los tributos como instrumentos de la política económica se suponen coordinados y relacionados entre sí, de manera armónica y sin objetivos contradictorios. El sistema tributario no se considera un conjunto de tributos yuxtapuestos colocados como resultado del devenir histórico, cada uno con pretensiones distintas y desconectadas. En este caso, cuando se habla de tributos y no de impuestos se dice bien, por eso se habla de sistema tributario y no de un sistema de impuesto. Pero cuando hablamos de tributos pensamos en impuestos, de tal modo que los demás tributos diferentes de los impuestos parece que no existen o carecen de relevancia cuando se habla de las recaudaciones. Si bien los impuestos son los tributos más importantes del sistema tributario, cuando se habla de tributos, para decirlo en otro término, hay una referencia al género y no a la especie. Hay tres especies de tributos

Otra opinión sobre el mínimo no imponible de US$200.00 en las compras a través de la internet

  Víctor L. Rodríguez Recuerdo un profesor de metodología de la investigación, y como tal famoso, que en un curso nos entregó un gran folleto, que en entre todas las cosas escritas incluía unas consideraciones de Bertrand Russell sobre las opiniones de las personas frente a temas como la religión, la política y los Impuestos. En la cita del folleto entregado por el profesor, Russell no hablaba de la gente común, sino de los   científicos, de las personas acostumbradas a experimentaciones con rigurosas comprobaciones y demostraciones, de matemáticos que dedicaban horas de prácticas y ejercicios con fórmulas algebraicas para encontrar un resultado consecuente con todas sus demostraciones y de alguna forma irrefutable. Bertrand Russell decía, según la cita del folleto, que estas personas, acostumbradas a la rigurosidad científica cuando hablaban o escribían sobre política, religión o los impuestos daban opiniones que las personas se asombraban del modo en que abandonaban sus