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Mostrando entradas de marzo, 2012
El Bulevar de la 27 El Bulevar de la Avenida 27 de Febrero es como oasis de decadencia y su historia es como la nuestra. Recuerdo que el reloj iba a dar la hora a ritmo de merengue   y se llegó a decir que a las doce en punto tocaría “Compadre Pedro Juan”. Nunca se escuchó ni un merengue de calle. Ahora ni el reloj existe, sino un anuncios de cerveza. Nadie sabe donde el reloj fue a cantar y dar la hora, quizás esté en la casa de un new rich caribeño. Encima de la chimenea   con toda la leña encendida   y un sujeto en pleno verano con el solazo de las doce punto escuchando a Danny Rivera repitiendo "caiga la nieve". Las chicas de AMET al inicio nos ayudaban a cruzar en la avenida 27 Febrero, y paraban el tránsito como franqueadoras para peatones, pero todas desaparecieron. Hoy cruzar la avenida es una proeza que supera cualquier trabajo que haya hecho Hércules y cualquiera de los milagros hechos por dioses y santos. Antes que el Bulevar fuera un pueblo fanta
Mis fotos y las de Trujillo En mi casa tenemos fotos ridículas y están guardadas para que nadie se ría a cuenta nuestra. Fotos con zapatacones, pantalones tubitos, mi madre con rolos y en bata con unos tenis “Paseo”, o yo jugando baloncesto con unos tenis “Siete Vida”. Hay una de mi prima haciendo la primera comunión con las canillitas salidas de un vestidito blanco, otras fotos de ella misma con moñitos y otras con clinejitas, que mi tía las usaba para echar a los enamorados indeseables y después las escondías para que la muchacha, algo quedada, se levantará algo. Tenemos fotos en los tiempos del   afro, con la peineta enganchada o de cuando estábamos en olla con pantalones salta charcos. Tengo una foto con unos tenis “Campeón” y pantalones cortos que es de morirse de la risa. Hay fotos de cuando mi tío llegó de Nagua (EPD) con unas chancletas de gomas que las usaban hasta los plataneros. Existen fotos de cuando era pequeño con unas botitas que tenían unas   cadenitas a los la
Nos las Comemos Con todo y el nueva york chiquito y un país mejor pero para todos haciendo lo que nunca se hizo en un país del progreso terminaremos con nietas cómplices de sus tíos para degollar a sus abuelas; padres e hijas que conviven sexualmente y matan a tiros a las mujeres y madres que son maestras cuando ellas los descubren; con haitianas que quiebran los bracitos de hijas también haitianas que sólo tienen cuatro añitos y las agresoras que son sus madres nunca llegan a Najayo y tampoco asisten a las fiscalías porque les sueltan los culos a todos los comandos, ratas y policías; estaremos llenos de niñas violadas casi en igualdad con los niños; una ciudad que nadie puede caminarla pues las aceras son zonas de estacionamientos de héroes de la clase media que piden el 4%; niños y niñas llenos de envidias que tiran y agreden a las muchachitas que privan porque sacarón buenas notas, fiestas y discotecas cuyo esparcimiento en los deberes etílicos si no terminan a tiros tienen en
Después de sus Muertes sus Ideas Víctor L. Rodríguez Después de la guerra abril la capitulación se vio como un cese de hostilidades, no hubo derrota. Nunca se supo que se perdió la guerra. La muerte de los combatientes no fue en las batallas, se hizo luego. Cayeron en el tiempo de una paz macabra donde fueron a asesinados a cuenta gotas, uno hoy y otro mañana. Mientras se esperaba el reinicio de los combates. Luego, con el tiempo, mataron sus anhelos. En las guerras bien se sabe que mueren los hombres, pero se esperaba que sobrevivieran sus ideales en y la inmortalidad sus almas, no fue así. Las ideas también han muerto, y no de muerte súbita sino de inanición. Murieron en debates inútiles que las dejaron exangüe, en el portentoso fracaso de dejarlas a flote, en las bocas de voraces ideólogos de la nada, en lo que redituaron por sus hazañas de guerra y en los que odiaron a los otros sin ganancia de causa. Hoy tenemos un presente sin grandes hombres y sin grandes ideas. Hoy esta
Ropa de la Alfombra Roja Víctor L. Rodríguez La banal y frívola exhibición de mujeres con ropas carentes de utilidad práctica y cuyo único fin es la exposición de las simetrías somáticas son ritos de la opulencia de nuestras sociedades. En el vocabulario platónico lo que hoy se llama simetría se llamaba belleza, según más o menos dice Ortega y Gasset, en su “Estudios sobre el Amor”. De acuerdo con esto, la belleza es el nombre concreto de lo que definimos como perfección y lo que produce en nosotros, los hombres, el sentimiento erótico: el amor sexual. Siguiendo al mismo autor de marras, con nuestros matices, nalgas y tetas se pueden ver amarradas en telas, con ajuste de momias egipcias, que junto con los rostros pintados estimulan la generosa y fértil imaginación sexual del hombre próspero.   Esta imaginación, según el mismo Ortega, y en lo que se equivoca, en la mujer es menos. Pero todo   es parte de un juego de vanidades donde hombres y mujeres se descargan simulacr

Los dejaron esperando

  Víctor L. Rodríguez Después de la guerra abril la capitulación se vio como un cese de hostilidades, no hubo derrota. Nunca se supo que se perdió la guerra. Las muertes de los combatientes no fueron en las batallas, sino luego. Cayeron a cuenta gotas en el tiempo de una paz macabra, asesinados uno hoy y otro mañana. Mientras esperaban el reinicio de los combates. Luego, con el tiempo, murieron sus pretensiones. En las guerras bien se sabe que mueren los hombres pero se espera que sobrevivan las ideas, tan inmortales como sus almas. No fue así. Las ideas también han muerto. No de muerte súbita, sino de inanición. Murieron en debates inútiles que las dejaron exangüe, en el portentoso fracaso de dejarlas a flote, en las bocas de voraces ideólogo de la nada, en lo que redituaron por sus hazañas de guerra y en los que odiaron a los otros sin ganancia de causa. Hoy tenemos un presente sin grandes hombres y sin grandes ideas. Hoy estamos llenos de enanos de catástrofes, de seres redu

Días tirados al zafacón

  Víctor L. Rodriguez Hay días tan iguales que abrevian el año, es un sólo día que se repite, como si esos días no hubieran existido de uno en uno, sino en uno sólo. Son los días de lo cotidiano, de las rutinas, días sin hazañas, sin hechos singulares, en el que se repiten las mismas conversaciones sin descubrir un nuevo sonido, un nuevo tono. Los días que en retrospectiva parecen mal gastados como si todo fuera en vano. Días de sopor destructivo donde nada se pregunta y nada se contesta, de efemérides vacuas, sin muertes heroicas y sin resurrecciones. Hablo de aquellos días de indiferencia aterradora, los de una quietud que quiebra la paz haciéndola inútil y donde las guerras se hacen sin motivo alguno o con la única razón de saber que uno existe sin el concierto de los otros. Un sólo día que puede durar un mes o ser vivido en un año en el que los libros se abren al mismo tiempo que se cierran y ningún personaje se entra en el alma. Son esos días que uno no sabe que los vive
Virtudes de los poderosos Victor L. Rodriguez Estamos en la época de la insensibilidad. El tiempo que transcurre es tan estéril como muerto. Nuestra vida acontece en un escenario de tal pobreza en el que no se puede sentir por falta de tentaciones. Somos   una especie radicada en un erial de aridez ridícula y de pantomima donde se simulan hasta los afectos. En tal modo somos pobres, que no cantamos aun teniendo el canto y cada arrebato es sólo un simulacro con el que nos enteramos que estamos solos, sin cómplice alguno, y que en cierto modo somos muertos. No hay una sola pretensión de superar los cielos y de practicar el sublime acto de no realizar nada. En tal forma hacemos, que concluimos en un vacío donde ni siquiera está la nada como un devenir concreto que se pretende con la filosofía. Los fines trascendentes ni   en abstracto los tenemos, sólo poseemos un norte simulado y con un dolor más que trágico de una comedia, que sólo ofrece el leit motiv de estar vivo para fago
El Cuidado de las Lagrimas Víctor L. Rodríguez Dado que las lágrimas a lo largo de la vida son insuficientes, y suelen perderse con los años, las personas deberían guárdalas para momentos relevantes. Las lágrimas deben de ser como un traje para eventos importantes, inclusive para las razones egoístas de nuestras propias frustraciones. Pero respeto aquellos que las venden. Los que lloran cuando conviene y manifiestan penas que no sienten siempre y cuando sean redituables. No me refiero a las lloronas de velorios de pobres, pagadas con las pecunias obtenidas en la venta del traje inédito del difunto. Mientras él se encuentra desnudo debajo de una sábana con una pesa en sus genitales para evitar que el rigor mortis desdiga de su vieja disfunción eréctil, porque hoy se duda hasta de la calidad del hielo de los muertos. Respeto a los miméticos con las cuitas de los plutócratas, los compungidos hasta el estreñimiento y los que hacen de guardia de honor al lado de cualquier féretro teleg
El Emisario de un Estado Clandestino Víctor Leonardo Rodríguez A finales de agosto de 1939 Jan   Kozielewski estaba haciendo planes para un futuro que nunca existiría. En sólo días, al mes siguiente, el mundo en el que había configurado el resto de su vida estaba destruido y su destino se volvió imprevisible y errático, fuera de su control, como si estuviera en manos de dioses trágicos.   En el momento que él mismo se observaba como un demógrafo científico podía acostarse despreocupado, sólo con un pequeño insomnio por la ansiedad de los muchos planes y la cita concertada con una de las hermanas de su amigo portugués, pensando que el día siguiente sería como el de hoy, con sus pequeños cambios, y el de pasado mañana como el día siguiente, sólo haciendo los suaves ajustes de los imprevistos en días repetibles. Pero la pesadilla empezó a penas cerro los ojos. Un mensajero tocó la puerta principal de la casa Kozielewski para entregarle una hojita de papel que era una orden secr

El Piropo

El piropo es propio de sociedades extrovertidas, donde dominan los   espacios exteriores, es un hábito de plazas, que debió desarrollarse en las distancias de géneros creada por sociedades puritanas. Por la separación entre mujeres y hombres o mejor dicho la separación de cuerpos fundamentada en las virtudes de la castidad decimonónica, acicateada por el puritanismo victoriano. No es consensuado, tradicionalmente ha sido un ejercicio de hombres, es unilateral. Las mujeres únicamente han asumido el piropo sólo en la medida que han tenido mayores libertades, pero es de un sólo lado. El piropo es una transgresión, es un atreverse de capas   sociales consideradas como inferiores y en las mujeres de hoy es un atrevimiento femenino, es lo que no deben hacer. El piropo no espera una respuesta, hacerlo de por si es una hazaña que muchos consideran inaceptable para las mujeres, porque las mujeres en el galanteo como diría Pablo de Tarso están para callarse.    Hay diferencia entre el acoso y
Ahora no hay de donde agarrarse Víctor L. Rodríguez Alguien me dijo que Carlos Marx tenía mucho aprecio por los hombres que dudaban, no a aquellos que tenían todo bajo sospecha, sino de los que tenían la duda como método. Marx estimaba los hombres que utilizaban como instrumento para examinar la realidad la duda cartesiana, la duda metódica. Pero muchos años después de Santo Tomás, antes de las defunciones de las ideologías, hubo momentos en los cuales era difícil dudar. Con certeza se esperaba la decadencia y fin del imperialismo yanqui, y   la muerte del capitalismo con su consecuente sustitución por una sociedad igualitaria, donde a cada quién se le daba según sus necesidades. A cualquier disidente se le confinaba a un cepo hasta que pudiera comprender que el socialismo era el mejor de los sistemas. Todas estas esperanzas colapsaron con la caída de la Unión Soviética, pero en las ideologías no hay muerte súbita, con la caída de la Unión Soviética había un poco de esperan