La igualdad y los derechos como chantaje
Víctor L. Rodriguez
En todas las
discusiones relativas a los temas de los maricones o de los gay se suele esgrimir
la igualdad y los derechos para crear en los que sostienen posiciones
diferentes a las afinidades ideológicas de los gay una especie de sentimientos
de culpa por cuestionar el activismo gay en todos los públicos. Se parte del
supuesto de que aquellos que están de acuerdo con el activismo gay sin límites con
relación a las edades de los receptores o sin una contraparte en un auditorio
de jóvenes son los abanderados de los derechos humanos y la igualdad. Los otros
no, estos sólo ofenden a una minoría discriminada y perseguida. En todo esto
hay mucho para que los gay a su modo se sientan martirizados.
Si se menciona la
palabra maricón hay una ofensa lata que abarca a toda la humanidad, pues de la
única forma que se puede designar a los homosexuales es con la palabra gay. La ofensa
no está en los gestos, los tonos, el contexto y los hechos, sino en el vocablo
que hiere todas las sensibilidades porque los gay de los Estados Unidos de
América lo han entendido así. No todos los maricones se sienten ofendidos con
tal denominación, pues ilustres maricones han existido antes de que se dijera
de ellos que eran gay, y como la palabra gay, el uso normal de la palabra
maricón quizás consiga descárgala de todo lo peyorativo que se le atribuye.
La palabra gay llegó a
ser tan ofensiva como la palabra maricón antes de ser asumida por los maricones
de los Estados Unidos entre los años 60 y 70, a finales de unos e inicios de
los otros. La mención del “gay-trinar” que hace Antonio Machado en su poema sobre
sus recuerdos: “Retrato”, nosotros entendemos que habla realmente de aves y usa
el alegre trinar de estas como una metáfora sin tratar sobre maricones. Cuando
de este lado se habla de la gaya ciencia de Nietzsche, aunque con el mismo término nos podemos referir
a los cuervos, que son aves, el tema es la alegría, la ciencia alegre. Cuando
se habla de gay, en la América que dijo el poeta Rubén Darío se habla en español,
puede tener otra significación.
Me es indiferente usar
las palabras gay o maricón porque no uso la partitura que carga a la palabra
maricón de un sentido negativo, pues maricones han sido los gay de aquí, los
que estuvieron en la guerra de abril del 1965 del lado más noble y no
estuvieron en Stonewall, sino en este país luchando por su patria cuando se nos
negaba el derecho a tener un gobierno electo y democrático. Cuando se luchó por
una Constitución con una noción de derecho libertad que los gobiernos de
Estados Unidos de América nunca entendieron para nosotros.
Todo el mundo sabía que
en la calle Barahona, cercano a la Duarte, en los 70, había un bar que se llamaba
“El Toldo”, que era señalado como un lugar donde acudían los maricones y nunca se
escuchó que se hiciera una redada policial en ese sitio, como se hacía en los
lugares de concurrencia gay en New York para la misma época, antes que ser gay
estuviera de moda. Hoy se pretenden limitar las opiniones sobre el activismo
gay con consignas y eslogan sobre los derechos y la igualdad o argumentando
otros problemas que siempre han estado con nosotros, para que una parte de los
dominicanos se guarde su opinión, para que no argumente y diga lo que la gente
no asimila con respecto al tema de los gay.
Se quiere imponer a
través del poder blando de los Estados Unidos de América su cultura y su
historia, de la cual respeto las defensas a la libertad que le han sido propias
ya que en ese país se han exhibido casi todas las formas de discriminación e
intolerancia, pero ahora pretende imponer la uniformidad global en la
asimilación de los derechos en el tema de los gay.
A mí me resultan
vulgares, inapropiados y de mal gusto los desfiles carnavalescos de maricones
con tangas y me fastidia que en los mismos se integren niños como se hace internacionalmente
los 28 de junio de cada año y que esto lo haga gente con orgullo que ni
siquiera sabe el porqué de esa fecha. Rechazo ver desde temprano en la noche,
cerca de la Plaza de la Salud, en la calle Ortega y Gasset, por donde pasan las
familias en los carros, y la gente va a los hospitales de la plaza, una hilera
de prostitutas gay o travesti. En ese lugar nunca he visto una persecución. Odios
hay, singulares y de grupos, como en la sociedad estadounidense, pero nunca he
visto una voluntad colectiva de la sociedad dominicana dirigida a perseguir a
los gay.
No estoy de acuerdo con
la adopción en los matrimonios gay aunque defiendo que estos se puedan casar
para la obtención de derechos que hoy no tienen. El niño es un tercero civilmente
incapaz y uno no tiene que estar de acuerdo en que entre en un contrato de
matrimonial de ese tipo que se hace por la voluntad de las partes. A la adopción
en las parejas gay se opusieron Domenico Dolce y Stefano Gabbana, conocidos
miembros de la llamada comunidad gay que después como Galileo tuvieron que
retractarse cuando los inquisidores gay de los derechos y la igualdad pidieron prácticamente
que los quemaran vivos con todos sus diseños, para que supieran los límites de
la libertad de expresión.
No me opongo a que
alguien hable de cualquier tema en las escuelas, pero si me opongo a que lo
haga desde sus preferencias sexuales cuando estas no sean parte del tema y que lo
haga de modo unilateral o de adoctrinamiento, fuera de una discusión abierta,
como una imposición del poder que pueden ejercer los representantes de una
nación, independientemente de lo grande, poderosa y avanzada que esta sea.
Hace mucho Jenofonte
dijo que la sexualidad era parte de la pedagogía del maestro. La palabra pedagogía
proviene del griego paidagōgeō; en el cual paidós significa "niño" y
ágō significa "guía", o sea "dirigir al niño", pero la
pedagogía de Jenofonte no se dirigía a niños, sino a jóvenes adolescentes. Actuaba
sobre las virtudes de sus almas antes que de la de su cuerpo, lo que se
consideraba ventajoso para hacerse de la amistad de un muchacho amado. El tema se
dirigía a jóvenes adolescentes recién salidos de la pubertad para que estos aprendieran
a identificarse con el maestro que los encuadraba de ese modo en la homosexualidad.
Esta práctica vetusta no se puede considerar como inocua por que los tiempos
hayan cambiado o para no ofender la sensibilidad gay.
En los adolescentes es
que están los denominados questioning.
Los jóvenes que cuestionan su propio género, su identidad sexual u orientación
sexual. Los que están en un proceso de exploración y le caen en las dudas
cuando comienza a construirse su identidad sexual en un estado de confusión e
incertidumbre, porque tienen problemas con la comprensión de su sexualidad.
Los jóvenes suelen
encontrarse en un proceso de experimentación sexual, en un momento que se
hallan confusos, y en todo eso pueden aparecer las relaciones con gentes de su
mismo sexo o la bisexualidad y pueden empezar a cuestionar las llamadas
etiquetas que logran definirlo sexualmente, como la de heterosexual. Por eso se
actúa con ellos desde el ejemplo. Se predica con la sola presencia a los fines
de que el joven pueda identificarse con la pareja que le habla de comercio y de
cualquier otra cosa.
Se aborda al muchacho
que no es gay pero que se hace preguntas, que no ha salido de sus dudas, que no
ha hecho el coming out. No es gay ni
bisexual, sino un questioning al que
se le hace un espacio unilateral para que se haga homosexual y aprenda a ser
gay porque éste se hace no nace. Como se
refiere a ellos Frédéric Martel, en su libro “Global Gay”. Por eso no es tan inofensivo
que se acuda a los colegios hablar con muchachos que son jóvenes adolescentes.
Si uno está de acuerdo
con esta parte del activismo gay con los jóvenes eres una persona que opta por
los derechos, que quieres la igualdad de las personas y hasta eres revolucionario,
mientras que en el caso contrario eres un conservador, fascistas, que niegas
derecho a una parte de la población, un atrasado intolerante que discrimina y
odias.
El dilema en todo esto
es que también hay maricones conservadores, racistas, fascistas, que discriminan,
negadores de derecho, que odian y muy cultos que suelen ver la gente de este
lado América como seres inferiores a los que hay que enseñarles lo que ya
saben. Es conocido el caso del emblemático Edgar Hoover, o el de Ernst Röhm, el jefe de las SA,
brazo armado del Partido Nacional Socialista de Hitler.
Mike Jeffries, CEO de
la cadena de ropa Abercrombie & Fitch y abiertamente gay, en el 2013 dijo
que no quería gente gorda en sus tiendas. No quería que sus clientes potenciales vieran a gente que
no fueran tan apuesta como ellos portando sus mismas ropas. También dijo que en
sus tiendas sólo contrataban a gente apuesta. Sus ideas racistas era que la
gente guapa atrae a otra gente guapa, y quería comercializar sus productos con gente
que gustara y que agradara, de buen aspecto. Hablaba de los arquetipos metrosexuales
sin barrigas voluminosas y con cuadros abdominales como los fotografiados en la
piscina del embajador.
No sé en qué momento
ser gay se convirtió en revolucionario y avanzado y ser heterosexual en atrasado.
En esto tampoco me hago el zoquete, los ataques más virulentos a a las
relaciones hombre y mujer lo hacen lesbianas desde las trincheras del feminismo
y desde la catedra universitaria con la coartada de feminismo en universidades
públicas. Entre las mujeres de clase media y alta, supuestamente bien
informadas, y algunas con papeles importantes en los medios, hay quienes distorsionan
la visión con relación a los derechos de los gay en la sociedad pues suelen
considerar un sentido de apertura y tolerancia lleno de supresiones para que el
modelo encaje.
No hago satanización de
los gay asumiendo votos religiosos que no tengo, pero nada determinará mi
omisión sobre el tema. Casi como Kant en Königsberg, siempre he vivido en este
país, y no hago gala de vida Cosmopolitan ni de internacionalismo, tampoco de
la condición de hombre global, soy un habitante de esta aldea.
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