El Bulevar de la 27

El Bulevar de la Avenida 27 de Febrero es como oasis de decadencia y su historia es como la nuestra. Recuerdo que el reloj iba a dar la hora a ritmo de merengue  y se llegó a decir que a las doce en punto tocaría “Compadre Pedro Juan”. Nunca se escuchó ni un merengue de calle. Ahora ni el reloj existe, sino un anuncios de cerveza. Nadie sabe donde el reloj fue a cantar y dar la hora, quizás esté en la casa de un new rich caribeño. Encima de la chimenea con toda la leña encendida y un sujeto en pleno verano con el solazo de las doce punto escuchando a Danny Rivera repitiendo "caiga la nieve".

Las chicas de AMET al inicio nos ayudaban a cruzar en la avenida 27 Febrero, y paraban el tránsito como franqueadoras para peatones, pero todas desaparecieron. Hoy cruzar la avenida es una proeza que supera cualquier trabajo que haya hecho Hércules y cualquiera de los milagros hechos por dioses y santos.

Antes que el Bulevar fuera un pueblo fantasma habían quioscos donde se vendían libros al mismo tiempo que tragos, no se vendían los libros pero se compraban los tragos para ver pasear a los niños. 

El Bulevar estaba o está lleno de obras de arte, las cuales nunca pagaron y ahí están para morir de óxido. La que más me ha gustado de todas es la familia San José Gregorio Hernández, un santo colombiano, que está con su sombrero y todos sus familiares. Hay una cigüapa que tiene a Sara Pérez que hecha chispas, porque la hicieron en su honor y amenazan con reinaugurarla poniendo una placa con su nombre.

Hay otras obras. Una del signo de sagitario: medio caballo y mitad hombre y un lanza que con tan sólo con mirarla a la gente le da gangrena. También hay unas pinturas que nadie trata de explicar y ni siquiera interpretar, pues en la exégesis del autor sólo se sabe que él no la entiende hasta que no le paguen.

Lo más grande del Bulevar son las puyas alrededor de las jardineras, que son las que marcan sus límites. Quienes ven tales lanzas colocadas verticalmente en algún modo se asustan y cuando un extranjero me pregunto el fin de tales puntas le dije que el Bulevar era un lugar para echar gladiadores que deben pelear hasta que mueran y que las lanzas verticales sólo evitan que se escapen, no tuve una historia más verosímil.    

En los extremos del Bulevar hay dos pantallas, en su tiempo gigantes. Ahora son piezas de museo. Únicamente si se comparan con las que hay en la 27 con Lincoln. En los anales de nuestra historia, en esas pantallas nadie ha visto nada ni un juego de beisbol y menos un juego de estrella.

Un arbolito de navidad duró cuatro años en el Bulevar y con el pasó de los días fue el arbolito de Semana Santa, de los días de finados, de la independencia, restauración y constitución. Nunca hubo navidad tan larga como la del Bulevar con un arbolito que alumbró el nacimiento y también la muerte de nuestro señor Jesús Cristo

El Bulevar en Pablo Mckinney tiene el poeta que no cesa, y tuvo como gobernador a Carlos Francisco Elías, que siempre diligente quiso crear un gabinete y declararlo independiente, con su himno y su bandera. Pero en los cargos de Presidente todos quieren estar y a él lo hicieron saltar. Nada se dice del nuevo gobernador o que ha pasado con el territorio del Bulevar, que entre todas las cosas ha sido territorio gay.

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